miércoles, 4 de julio de 2007

El Educador Social en el proceso de Rehabilitación Psicosocial en Salud Mental

Juan de Dios García Herrero y Montse Rigol Fabra. Coordinadores del Grupo de Salud Mental del CEESC.
Este artículo es una compilación de la experiencia de los educadores de diferentes centros, que forman parte del grupo de trabajo de Salud Mental del CEESC. Una breve historia conceptual del mundo de la rehabilitación de las personas afectadas de un trastorno mental severo. Un recorrido por las funciones que realiza el educador social en diferentes recursos rehabilitadores del sistema público.El concepto de rehabilitación, dentro del ámbito de Salud Mental, aparece en la década de los sesenta, aunque en nuestro país no empieza a tener relevancia hasta los años ochenta. Las teorías y las prácticas de rehabilitación se configuran como una nueva respuesta a la comprensión y el tratamiento de la Salud Mental existente en aquella época.Necesidades de orden rehabilitadorLas personas afectadas de un trastorno psicótico, y específicamente esquizofrénico, atendidos en sistema de salud mental con posterioridad al año 1981 (año de la ampliación e integración del circuito asistencial), son personas que tienden a evolucionar hacia un funcionamiento psicótico permanentemente deteriorado. Ciertamente, los tratamientos psiquiátricos y psicoterapéuticos convencionales no consiguen en muchos de estos casos una compensación suficiente. La atención asistencial proporcionada en estos momentos desde la red de uso público ha permitido una permanencia de estas personas en la comunidad, como usuarias a diferentes niveles y recursos del circuito, y se han superado en gran parte las configuraciones clínicas de tipo demencial de la psiquiatría clásica.Desde la desinstitucionalización psiquiátrica se ha ido atendiendo al enfermo mental en la comunidad. La rehabilitación psicosocial está basada en las diferentes teorías psicológicas. Realmente no existe un modelo de rehabilitación psicosocial para la rehabilitación de la persona afectada de trastorno mental severo que actúe con una sola visión.Sí que hay una serie de elementos esenciales en el abordaje característico de la rehabilitación, que mantiene una visión globalizadora de la persona que sufre un trastorno mental severo, que cree posible, respeta y refuerza, el potencial de mejora que tiene. Éste sería el primer paso para que la intervención sea operativa: creer en el potencial de mejora de los usuarios de los servicios desde una perspectiva biopsicosocial de la persona.El Educador SocialLa figura del educador social es un elemento muy reciente en el ámbito de la rehabilitación en salud mental. Esto es fruto, sin duda, del modelo hospitalario tradicional, donde todavía se potencian los profesionales de tipo asistencial médico, como auxiliares, enfermeros, cuidadores, que se caracterizan por realizar, generalmente, funciones de control y contención.Es ahora cuando, de una manera “tímida”, se da relevancia al entorno comunitario, y los profesionales que trabajamos en el ámbito, como educadores sociales, trabajadores sociales, trabajadores familiares, psicólogos, integradores sociales, etc. lo hacemos desde roles más rehabilitadores y preventivos.El educador es, en estos momentos, una de las figuras clave en las nuevas perspectivas del modelo de atención en salud mental, con un perfil que tiende hacia atenciones más integradoras, reformistas, rehabilitadoras y comunitarias, que darían paso a la atención biopsicosocial e interdisciplinaria. Todo ello con la finalidad de colaborar de manera significativa en la potenciación de la autonomía y la rehabilitación de las personas con trastorno mental.Seguidamente veremos algunas de las funciones que el educador realiza en los Servicios de Rehabilitación en Salud Mental.En la atención a personas que sufren un trastorno mental severo, el educador social interviene en el proceso de recuperación de las capacidades más sanas y en la incorporación de nuevas capacidades, evitando así el proceso de cronificación, con tal de mantener y rehabilitar la persona afectada en su entorno social, mediante técnicas y métodos, tanto psicopedagógicos como psicológicos y sociales.El educador social es el profesional de referencia, quien hace el acompañamiento, la comprensión de manera más próxima al usuario; es también el elemento armonizador de las relaciones entre paciente y equipo asistencial. A la vez es corresponsable con el propio usuario y el resto del equipo, del seguimiento y de la vinculación del paciente a las diferentes estrategias y del cumplimiento de los objetivos del PIRR (Programa Individual de Rehabilitación e Inserción).
1. Funciones generales
1.1. Diagnosticar las dificultades desde un punto de vista “educativo”.
1.2. Contribuir a la superación de las dificultades con métodos psicopedagógicos.
1.3. Acompañar en el proceso rehabilitador.
1.4. Ser el mediador entre el usuario y los Servicios.
1.5. Fomentar el cumplimiento de los objetivos generales del Servicio General de Rehabilitación.
2. Funciones especificas Atención directa
2.1. Realizar entrevistas de acogida, seguimiento, soporte-contención, valoración durante el proceso del usuario.
2.2. Dinamizar actividades y talleres constituyéndose como referente / escolta.
2.3. Reforzar la autonomía personal, dinamizar el fomento de la relación social y la inserción comunitaria, en los diferentes espacios descritos en el proyecto rehabilitador del centro.
2.4. Observar e intervenir dando prioridad a las necesidades que el usuario muestre en cada momento.Tareas no asistencialesDe relación con el equipo interdisciplinario
2.5. Aportar e intercambiar la observación obtenida en la atención directa.
2.6. Participar en la elaboración, seguimiento, revisión y evaluación del PIRR y de los diferentes espacios de intervención.
2.7. Intervenir en todo el trabajo de equipo: reuniones, supervisiones clínicas, supervisiones del propio equipo, docencia, investigación.
2.8. Coordinación con otros servicios (sanitarios, sociales normalizados, recursos educativos, de tiempo libre...), trabajo en red.De preparación al marco donde se desarrolla la intervención
2.9. Pensar, programar y evaluar las actividades individuales o grupales y los objetivos que se plantean en el proyecto psicoeducativo del centro de manera dinámica.
2.10. Realizar las gestiones necesarias para organizar y llevar a cabo las actividades.
2.11. Transcribir de cada espacio de intervención lo que ha sido significativo para hacer un seguimiento del proceso del usuario y el grupo, y que se pueda utilizar para realizar las evaluaciones pertinentes.
2.12. Transcribir las diferentes entrevistas con el usuario o la familia.
2.13. Controlar la asistencia de los usuarios en las actividades.
2.14. Participar en las reuniones de coordinación con servicios colaboradores en diferentes espacios.2.15. Tareas de acompañamiento o de ayuda domiciliaria PSI.
2.16. Llevar o tutelar pisos asistidos.

Elementos esenciales en el abordaje de la rehabilitación psicosocial

1. Orientación individual: dar las respuestas a las necesidades específicas de cada individuo y mostrar una visión global integradora del mismo.
2. Apoyo social: el punto de partida en el proceso rehabilitador es la interacción del sujeto en el medio donde vive habitualmente, en la medida de lo que sea posible. Si éste no es adecuado, se deberá modificar. Facilitando la relación usuario-equipo en un principio y pasando de lo individual hacia lo grupal. Trabajando la inserción comunitaria y estimulando las capacidades y favoreciendo la autonomía.
3. Desarrollar las propias potencialidades como parte del tratamiento del usuario.
4. Recuperación de la esperanza: mediante la consecución de pequeñas mejoras que faciliten la motivación por el cambio. Planteando metas dentro de sus posibilidades.
5. Desarrollar actividades de tiempo libre: dar apoyo en su acercamiento hacia los recursos del entorno y como relacionarse con la comunidad.
6. Participación activa del mismo usuario en su plan de rehabilitación.
6.1. Potenciar los cambios en la situación del individuo.
6.2. Responsabilizando e incluyendo al usuario en su proceso terapéutico.
7. Flexibilidad: el proceso de rehabilitación es un proceso dinámico que hay que ir acomodando y adaptando a las circunstancias y a los cambios que se vayan produciendo a lo largo del proceso.
7.1. Comprendiendo - escuchando la realidad del usuario.
7.2. Planificando los programas individuales o grupales de manera dinámica.

Servicios donde el Educador Social está presente

Servicios de hospitalización de subagudos
Servicios de internamiento en la comunidad
Servicios de hospitalización de larga estancia psiquiátrica
Servicios de atención específica
Unidad de Crisis de la Adolescencia
Unidad de trastornos alimentarios
Unidad de patología dual
Unidades de Referencia Psiquiátrica Infantil (URPI)
Servicios de rehabilitación infantil y juvenil
Servicios de hospitalización parcial
Servicios de Rehabilitación comunitaria
Servicios de atención en unidades polivalentes en la comunidad:
Centros Sociales - Club Social
Residencias
Pisos protegidos
Centros prelaborales - formativos: habilidades sociales y laborales
Centros laborales y de integración a puestos de trabajo normalizados

Sobre la Salud Mental y Educacion

Podemos partir de la definición que da la Organización Mundial de la Salud de Salud Mental: estado de bienestar mental, físico y social completo. ¿Qué entendemos por bienestar completo? No lo podemos entender como una homeostasis en que no aparezca ningún tipo de dificultad. Si lo hiciéramos de esta manera, lo único que conseguiríamos sería desconocer lo que es propio de la existencia humana: el conflicto.IntroducciónLa historia del trabajo común entre Salud Mental y Educación no es reciente ni nueva. Es en el s. XIX que se produce la coincidencia del inicio de al menos tres dispositivos. Por un lado el concepto de escuela como un espacio obligatorio que tiende a la homogeneización de la infancia en tanto supone la creación de una categoría social: "Todos educables". Por otro lado, la consecuencia de este empuje a la homogeneización, que es la aparición del grupo de los no homogeneizables, considerados como ineducables en un primer momento, y en un segundo tiempo, como una nueva categoría que promueve la creación de la educación especial. Y por el otro, los comienzos de la psiquiatría infantil que, si bien reconoce su inicio ya en la entrada de los médicos a los asilos impulsada por Pinel en el s XVIII y en el trabajo que un discípulo de él, Itard, realizó con un adolescente mudo encontrado en un bosque y conocido como "el salvaje de Aveyron", es en realidad con aquellos problemas que se presentan en el campo de la inteligencia donde impulsa sus primeras producciones, tomando por ello una vertiente pedagógica que se refleja en la creación de las clasificaciones cuantitativas de las aptitudes intelectuales o sociales, de la mano de Binet y Simon (ya en el s XX).Es decir: lo que observamos es que muy rápidamente la educación se encuentra con sus propios límites; hay algo que no es absolutamente permeable a su acción. Ante este límite hay una ilusión que funda el campo de las pedagogías terapéuticas produciéndose un deslizamiento que equipara a la educación con un espacio de cuidado: educar es insistir con diversas acciones sobre un sujeto para que éste modifique su conducta. Los significantes con los que Violeta Núñez nombra estos modos de intervención son los de re-formar, re-hacer y re-habilitar. De este modo se pierde el sentido de lo que verdaderamente es educar. Educar implica la transmisión de un patrimonio y su efecto: transformar al sujeto en un ser social.La entrada en el s. XX muestra que lo que se entiende como "sujetos inadaptados" sigue planteando problemas y dificultades. El ideal reformista no ha logrado modificar los espíritus; el "mal" está presente allí bajo formas tal vez diferentes pero evidenciando la existencia y persistencia de un "resto" que resiste a toda operación de socialización. Este "resto" está constituido por niños abandonados o huérfanos de la Primera Guerra Mundial, algunos de ellos atendidos en dispositivos creados por Bernfeld y Airchorn, ambos pedagogos cercanos al psicoanálisis, inaugurando de este modo una nueva colaboración: la del psicoanálisis y la educación.La Segunda Guerra Mundial trae de la mano de psicoanalistas como Bolwby la idea de que la enfermedad mental tenía como causa los trastornos que se producen en la relación madre-hijo justificando de este modo la creación de instituciones de protección infantil. La idea era que la institución debería encarnar a la "buena madre".¿Cómo situar en la actualidad esta colaboración entre psicoanalistas y educadores en instituciones de protección a la infancia que tienen por encargo lo que la ley de 1995 de atención a la infancia nombra como "el interés del niño", que se basa en "conseguir el libre desarrollo de la personalidad del niño y del adolescente"?Es como consecuencia de una historia y gracias a la existencia del convenio firmado en 1997 entre el programa de Salud Mental y la, en ese entonces, Dirección General de Atención a la Infancia, que la Fundació Nou Barris per a la Salut Mental se plantea la creación de un equipo específico de profesionales que dé respuesta a las necesidades de una población, la de los menores tutelados, que por definición del Plan de Salud de Catalunya es considerada de riesgo.Hay tres cuestiones fundamentales respecto a esta población. Primero, nos encontramos con la insistencia de "psicologizar" cualquier tipo de problemática que aparezca en un niño; segundo, que se hace difícil pensar que estas problemáticas pueden estar relacionadas con el marco institucional en el que se desarrollan y, tercero, que el olvido o desconocimiento de los dos puntos precedentes dificultan, en el caso de existir trastornos psicopatológicos, el avance de los tratamientos clínicos e incluso producir interrupciones precipitadas.Es por eso que en un primer momento decidimos potenciar y reforzar el trabajo con los educadores cuya actividad se despliega en el campo de la infancia tutelada en un intento de poder cernir en cada niño que tratamos al sujeto que en él anida buscando a partir de este concepto distinguir cuál de los obstáculos que allí aparecen pertenece al sujeto de la educación y cuál pertenece al sujeto del inconsciente.¿Qué entendemos por Salud Mental? De la idea del "interés" del niño al concepto de "sujeto"Podemos partir de la definición que da la Organización Mundial de la Salud: estado de completo bienestar mental, físico y social. ¿Qué entendemos por "completo bienestar"? No entendemos este bienestar como una homeostasis en la que no aparezca ningún tipo de dificultad. Si lo entendiéramos de este modo no haríamos más que desconocer lo que es propio de la existencia humana: el conflictoLa vida de las personas y podemos decir de los niños en particular está constantemente sometida a una tensión. La tensión que existe entre las demandas generales, las de lo social (léase la escuela, el trabajo, los amigos, la familia, etc.) y las demandas particulares, es decir los deseos, goces y satisfacciones propios de cada sujeto. Esta tensión implica entonces la existencia de conflictos. Es decir que no podemos pensar en el bienestar como algo estático o equivalente a la ausencia de conflicto, sino más bien como un bienestar en constante movimiento, como efecto de un trabajo a realizar sobre el conflicto, potenciando la creatividad a través de su dialectización.El conflicto, por otra parte, es inherente a la constitución del psiquismo, en la medida que partimos de la hipótesis de la existencia del inconsciente. Esta existencia plantea en sí misma una ruptura, una división entre lo que el yo conoce y lo que desconoce, entre lo que dice querer y lo que finalmente puede. Esta hiancia lleva a una continua dialéctica entre lo sabido y lo no sabido, una pugna entre lo que se cree dominar y lo indomable.Es en esta lucha, en la posibilidad de inventar resoluciones particulares del conflicto psíquico en que puede alcanzarse un estado cercano al de la salud. Desde nuestra concepción se trata de hacer hablar al conflicto, partiendo del no saber propio de la estructura humana y poniendo ese no saber a trabajar. Poner el no saber a trabajar implica dos cuestiones fundamentales: que aparezca para el educador una cierta ignorancia respecto al niño del que habla, es decir que el niño se vuelva un enigma para él y también que aparezca del lado del niño una pregunta acerca de lo que le pasa. Para que esto se produzca es necesario que se establezca un vínculo transferencial que ubique a otro que quiera recibir un mensaje y que pueda sostener un cierto vacío. Ese vacío es el lugar donde podrá, si las partes implicadas consienten, inventarse una respuesta.Para hacer posible este desafío desde nuestro equipo de trabajo utilizamos dos dispositivos fundamentales: el del Soporte Técnico y el de la Escucha Clínica.La lógica de un dispositivo: el Soporte TécnicoLa lógica del soporte técnico responde a esta necesidad de hacer hablar al conflicto. Creamos un espacio de interlocución para hablar justamente de aquello que aparece como conflictivo en los niños.El psicoanalista acude quincenalmente a los centros para encontrarse con los equipos educativos. En estos encuentros conversamos sobre los casos, sobre cada caso en el que surge una dificultad, un trastorno de comportamiento, una inhibición. Conversamos sobre los problemas que pueden aparecer en esta población que se ha englobado bajo el epígrafe "infancia desamparada". Creemos que es necesario en cada caso poder deconstruir el término de desamparo, y es por eso que la lógica que guía esta conversación es la del abordaje del uno por uno.En la educación entran en juego dos niveles: el nivel de lo social, que implica la transmisión de contenidos culturales y el nivel de lo subjetivo, del interés particular del sujeto, las peculiaridades que hacen que un sujeto consienta o no al acto educativo. Nuestro aporte se basa en aquello que atañe al sujeto y que puede obstaculizar la intervención educativa, tomando cada caso en su particularidad para entender las coordenadas que determinan las conductas problemáticas.Trabajamos a partir de la historización: el educador, expone el caso después de una lectura atenta de los informes sociales. No se trata de una lectura inocente o informativa sino que pretende ubicar aquellos hechos o relaciones que pueden haber marcado la vida en cuestión, teniendo en cuenta que luego en el trabajo con el niño habrá que verificar si efectivamente eso ha efectivamente acontecido o no. En este sentido creemos que si bien todos los relatos que leemos cuentan historias cargadas de hechos cercanos al horror, no necesariamente estos hechos tienen que haber producido un trauma. Se toman en cuenta también las palabras del niño, y se transmite la observación de las dificultades. Intentamos, a partir de estos datos, dilucidar qué significa aquello que es problemático y dificulta la intervención. Buscamos dejar de lado, suspender los juicios cerrados ("es hiperactivo", "es nervioso", "necesita llamar la atención") para introducir una interrogación sobre el sentido de la conducta de un niño o un adolescente. Y descubrimos que ese trastorno de conducta, al que llamaremos síntoma, es muchas veces una forma de respuesta creativa del sujeto frente al malestar. El síntoma es una invención del sujetoEsta conversación nos permite hacer hablar al niño, hablarlo. A partir de ese lugar en el discurso, podemos recortar su particularidad y diferenciarlo de la homogeneización a la que tiende toda institución. Buscamos de este modo que deje de ser objeto parcial de una intervención que sólo se cierne sobre los obstáculos y que pierde así los objetivos propios de una intervención educativa. Este abordaje que hace existir a cada sujeto en su particularidad permite dilucidar lo que es normal de lo que es patológico desechando una psicologización de las dificultades habituales de la infancia y modular la acción educativa en función de esas dificultades, evitando las derivaciones masivas al dispositivo clínico.El diálogo interdiscursivo puede restituir a los educadores dos funciones esenciales. La función educativa, como señalábamos antes, la de transmisión del patrimonio cultural de la sociedad y la función parental.El psicoanálisis nos ha enseñado que el padre y la madre, más allá de las personas reales, encarnan una función. La función de la madre: sus cuidados que llevan la marca de un interés particularizado y la del padre: su nombre es el vector de una encarnación de la Ley en el deseo. (1)La existencia misma de los niños tutelados nos demuestra que estas funciones pueden no ser cumplidas por los genitores. La institución toma el relevo en el cumplimiento de estas funciones y, a través de los educadores, se hace cargo de que estas tengan lugar.Concebir la institución como un lugar simbólico que cumple funciones humanizantes permite a los educadores asumir una responsabilización decidida con su trabajo ya que la idea, demasiado extendida de que la institución es lugar no deseable para los niños, recurso último cuando no hay familias que se hagan cargo del sujeto, deja paso a otra idea más fructífera: si la institución cumple sus funciones, puede ser un lugar de vida donde los niños puedan tener una segunda oportunidad, es decir la posibilidad de construir un futuro diferente que aquel marcado por el destino familiar.
Notas:(1) Lacan, Jacques. "Nota sobre el niño" en El Analiticón [Barcelona] nº 3 (1987).

lunes, 2 de julio de 2007

Dia Mundial para la prevencion del suicidio



Corbis /RDB
8 DE SEPTIEMBRE DE 2004 GINEBRA -- El suicidio constituye un problema de salud pública muy importante pero en gran medida prevenible, que provoca casi la mitad de todas las muertes violentas y se traduce en casi un millón de víctimas al año, además de unos costos económicos cifrados en miles de millones de dólares, según ha señalado la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las estimaciones realizadas indican que en 2020 las víctimas podrían ascender a 1,5 millones. Tras el éxito del año pasado, el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, organizado gracias a la colaboración entre la OMS y la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP), se celebrará el 10 de septiembre para llamar la atención sobre el problema y preconizar la adopción de medidas a nivel mundial.
«Cada suicidio supone la devastación emocional, social y económica de numerosos familiares y amigos», ha declarado la Dra. Catherine Le Galès-Camus, Subdirectora General de la OMS para Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental. «El suicidio es un trágico problema de salud pública en todo el mundo. Se producen más muertes por suicidio que por la suma de homicidios y guerras. Es necesario adoptar con urgencia en todo el mundo medidas coordinadas y más enérgicas para evitar ese número innecesario de víctimas.»
A escala global, el suicidio representa el 1,4% de la carga mundial de morbilidad, pero las pérdidas van mucho más allá. En la Región del Pacífico Occidental representa el 2,5% de todas las pérdidas económicas debidas a enfermedades. En la mayoría de países de Europa, el número anual de suicidios supera al de víctimas de accidentes de tránsito. En 2001 los suicidios registrados en todo el mundo superaron la cifra de muertes por homicidio (500 000) y por guerras (230 000).
Entre los países que informan sobre la incidencia de suicidios, las tasas más altas se dan en Europa del este, y las más bajas sobre todo en América Latina, los países musulmanes y unos cuantos países asiáticos. Se dispone de poca información sobre el suicidio en los países africanos. Se calcula que por cada muerte atribuible a esa causa se producen entre 10 y 20 intentos fallidos de suicidio, que se traducen en lesiones, hospitalizaciones y traumas emocionales y mentales, pero no se dispone de datos fiables sobre el verdadero alcance. Las tasas tienden a aumentar con la edad, pero recientemente se ha registrado en todo el mundo un aumento alarmante de los comportamientos suicidas entre los jóvenes de 15 a 25 años. Exceptuando las zonas rurales de China, se suicidan más hombres que mujeres, aunque en la mayoría de lugares los intentos de suicidio son más frecuentes entre las mujeres.
La OMS organizo en Ginebra un seminario especial sobre prevención del suicidioEl comportamiento suicida viene determinado por un gran número de causas complejas, tales como la pobreza, el desempleo, la pérdida de seres queridos, una discusión, la ruptura de relaciones y problemas jurídicos o laborales. Los antecedentes familiares de suicidio, así como el abuso de alcohol y estupefacientes, y los maltratos en la infancia, el aislamiento social y determinados trastornos mentales, como la depresión y la esquizofrenia, también tienen gran influencia en numerosos suicidios. Las enfermedades orgánicas y el dolor discapacitante también pueden incrementar el riesgo de suicidio.
«Es importante reconocer que el suicidio se puede evitar», dice el Profesor Mehlum, «y que el hecho de tener acceso a los medios necesarios para suicidarse es tanto un factor de riesgo relevante como un determinante del suicidio».
Los métodos más empleados para suicidarse son los plaguicidas, las armas de fuego y diversos medicamentos, como los analgésicos, que pueden resultar tóxicos si se consumen en cantidades excesivas. En este sentido, una novedad reciente es la decisión de muchas empresas farmacéuticas de comercializar los analgésicos en blísteres y evitar los frascos, más fácilmente accesibles, medida ésta con gran incidencia en la elección de ese método de suicidio. En la actualidad la atención se centra en evitar el acceso a los plaguicidas y en mejorar la vigilancia, la capacitación y la acción comunitaria en relación con su manejo, por ejemplo en lo referente a la seguridad de su almacenamiento y a las diluciones de los productos. Los plaguicidas son una causa especialmente frecuente de las muertes por suicidio en las regiones rurales de China. Las restricciones del acceso a las armas de fuego se han acompañado de una reducción de su uso con fines suicidas en algunos países.
Entre los factores de protección contra el suicidio cabe citar una alta autoestima y unas relaciones sociales ricas, sobre todo con los familiares y amigos, el apoyo social, una relación estable de pareja y las creencias religiosas o espirituales. La pronta identificación y el tratamiento adecuado de los trastornos mentales son una importante estrategia preventiva. Asimismo, existen datos que demuestran que la formación del personal de atención primaria en la identificación y el tratamiento de las personas con trastornos del estado de ánimo puede hacer disminuir los suicidios entre los grupos de riesgo, y así se ha observado en países como Finlandia y el Reino Unido. Las intervenciones basadas en el principio de conexión social y el fácil acceso a la ayuda, como las líneas de ayuda benévola y los programas de chequeo telefónico de las personas de edad, han tenido resultados alentadores. Además, las intervenciones psicosociales, los centros de prevención del suicidio y la prevención escolar son todas ellas estrategias prometedoras.
Con la ayuda de expertos de todo el mundo, la OMS ha elaborado una serie de directrices para distintos públicos llamados a tener un papel esencial en la prevención del suicidio, incluidos profesionales sanitarios, personal docente, funcionarios de prisiones, profesionales de los medios de comunicación y personas que han intentado suicidarse. Esos recursos se pueden consultar ya en más de una decena de idiomas.
«También hay datos que indican que las noticias de suicidios aparecidas en los medios de comunicación pueden llevar a algunos a emular esos actos. Por ello, instamos a los medios de comunicación a demostrar sensibilidad a la hora de informar sobre esas muertes trágicas y a menudo evitables», ha declarado el Dr. Saraceno. «Los medios de comunicación también pueden contribuir de forma destacada a reducir el estigma y la discriminación asociados a los comportamientos suicidas y los trastornos mentales.»
ENLACES CONEXOS- La Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio - en inglés - Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental - en inglés - Prevención de la violencia - en inglés

el suicidio





Es la acción de quitarse la vida de forma voluntaria y premeditada. Significa, pues, darse muerte a uno mismo. A nivel mundial, las cifras de autolesiones se estiman entre un 3-5 % de la población mayor de 16 años, incluidos los suicidios consumados. La cifra anual en la Unión Europea es de 800-1.000 casos por cada 100.000 habitantes/año. Del 15-30 % de los pacientes que se autolesionan repiten la conducta antes del año, y entre el 1-2 % se suicidarán entre los 5 y 10 años de la tentativa.Diariamente se prodcen en el mundo de 8.000 a 10.000 intentos de suicidio, de los que 1.000 lo consiguen. Según la OMS, el suicidio sería la décima causa de muerte en los países civilizadosTrastornos psiquiátricos: En más del 90 % de los casos existe enfermedad psiquiátrica concomitante. Por orden de frecuencia tenemos:
Trastornos del estado anímico: El riesgo de por vida es de un 15-20 %, siendo mayor en la depresión mayor y los cuadros de psicosis maniaco-depresiva (alternancia de periodos de depresión con otros de gran vitalidad, hiperactividad psíquica y motora, y ánimo exaltado). Es menos frecuente en la primera etapa de quejas afectivas. Abuso de sustancias psicoactivas: Se denominan así porque producen engañosamente una sensación psíquica muy agradable. Concretamente en el alcoholismo, el segundo diagnóstico psiquiátrico más frecuente, la tasa de suicidios es del 15 %. La incidencia es algo menor en otras toxicomanías (10 %), como el consumo de opiáceos y cocaína. Esquizofrenia: Enfermedad mental caracterizada por una alteración profunda del pensamiento, la afectividad y una percepción desorganizada y alterada de la realidad. Existe un riesgo de un 15 %. Se asocia a la actividad alucinatoria (oyen voces que no son reales y que les impulsan al suicidio) y a la depresión Se da más en jóvenes, en los primeros cuatro años de evolución de la enfermedad y asociado a las repetidas agudizaciones de la misma. Trastornos de la personalidad: Como la personalidad borderline, que se caracteriza por disminución del coeficiente intelectual, depresión y abuso de drogas o alcohol. Síndromes mentales orgánicos (10 % del número total): Donde se incluyen la demencia y la enfermedad de Parkinson, fundamentalmente. Historia de intentos y amenazas:
Entre el 25 y el 50 % de los actos consumados tienen historia conocida de intentos previos. Existe una tendencia a repetir los mismos gestos suicidas. Edad: Son grupos de alto riesgo los adolescentes y ancianos.
En el varón la frecuencia aumenta con la edad, con una incidencia máxima a los 75 años. Consuman el suicidio 2-3 veces más que las mujeres. En las mujeres la edad de mayor incidencia está entre los 55 y 65 años. Intentan suicidarse 2-3 veces más que los hombres. Factores sociales:
Estado civil: Solteros, viudos, separados y divorciados Soledad: Vivir solo, pérdida o fracaso de una relación amorosa en el último año. Lugar de residencia: Más en el medio urbano Pérdida del rol o status social, marginalidad reciente Desempleo o trabajo no cualificado Problemática social, familiar o laboral grave Ateos Factores sanitarios:
Aproximadamente en el 50 % de los intentos se aprecia enfermedad física, destacando el dolor crónico, las enfermedades crónicas o terminales (cáncer, SIDA: 4% del total), y las intervenciones quirúrgicas o diagnóstico reciente de lesiones invalidantes y deformantes.

Las enfermendades mentales hoy


Las enfermedades mentales son frecuentes. Un porcentaje elevado de ciudadanos sufre algún tipo de trastorno psíquico al menos una vez en el transcurso de su vida. Casi todos conocemos a alguien de nuestro entorno que sufre o ha sufrido algún problema de tipo mental. La enfermedad mental puede llegar a reducir drásticamente la calidad de vida, no sólo de la persona que la sufre sino también de su familia, y es una de las principales causas de discapacidad. Los trastornos mentales más comunes en la UE son la ansiedad y la depresión. En Europa, la depresión afecta anualmente al 4,5 % de la población general. Se prevé que en 2020, la depresión será la segunda causa más frecuente de discapacidad en las sociedades desarroll.Actualmente fallecen en la Unión Europea unos 58 000 ciudadanos al año por causa de suicidio, cifra que supera las muertes anuales por accidentes de tráfico (50 700). La enfermedad mental puede conducir al acto o al intento de suicidio. Hasta el 90 % de los casos de suicidio presentan antecedentes de trastornos psíquicos, a menudo de depresión. Hoy en día sigue produciéndose la exclusión social, la estigmatización y la discriminación de las personas que sufren algún tipo de enfermedad mental. Los casos conocidos de tratamientos o prácticas sanitarias que atentan contra los derechos fundamentales o la dignidad de estos enfermos provocan una pérdida de confianza en la sociedad y merman el «capital social